Empezar a tocar la guitarra es como sembrar una semilla, que poco a poco germina con el paso del tiempo. Nuestra práctica constante podríamos decir que es el agua, el sol, la tierra y el abono que se necesita para crecer.
No podemos pedirle a esa semilla que lentamente brota que se haga árbol, porque como todo en la vida hay un crecimiento natural de las cosas, y tratar de hacerlo va en contra de ese mismo principio del crecer, del llegar a ser, del alcanzar.